25 nov 2013

Sobre la reescritura


 

Cuando me preguntaron si me gustaría escribir un prólogo para este libro [Fires], les dije que no me parecía buena idea. Luego, pensándolo bien, me pareció que no estaría mal comentar un par de cosas. Pero no como prólogo, les dije. Escribir un prólogo me parece presuntuoso. Los prólogos y los prefacios a la escritura propia, sea prosa o poesía, deberí­an reservarse para autores ya consagrados, les dije. Pero podría ser, añadí, una especie de epílogo. Así que lo que viene a continuación, para bien o para mal, son unas pocas palabras del autor al final del libro.
Escribí estos poemas entre 1966 y 1982. Algunos apare­cieron primero en pequeñas entregas como Near Klamath, Winter Insomnia y At Night the Salmon Move. También he inclui­do poemas escritos tras la publicación de At Night the Salmon Move en 1976, poemas que habían aparecido en revistas y periódicos pero aún no en libro. No presentan un orden cro­nológico. Más bien los he ordenado según la manera de pen­sar o de sentir que transmiten. Constelaciones de sentimien­tos y actitudes vitales que percibí cuando empecé a revisarlos para realizar esta recopilación. La mayoría se adentraban de forma natural en los ámbitos de mis diversas obsesiones como, por ejemplo, los que tienen que ver, directa o indirec­tamente, con el alcohol, con los viajes y los personajes que te encuentras por el camino o con asuntos domésticos. Éste fue el criterio que seguí a la hora de organizar el libro. Por ejem­plo, en 1972 escribí y publiqué un poema titulado “Cheers”. Diez años después, en 1982, con una vida completamente dis­tinta y tras muchos poemas de naturaleza muy diferente, me encontré escribiendo un poema titulado “Alcohol”. Así que cuando llegó el momento de hacer la selección para el libro, tuve la satisfacción de comprobar que la mayoría de ellos sugerían por sí mismos dónde debían ir. No hay nada más digno de mención sobre este proceso.
Sí me gustaría añadir que casi todos los poemas apareci­dos en los primeros libros han sido ligeramente revisados, en algunos casos sólo levemente, pero han sido revisados. Creo que para bien. Luego añadiré algo más sobre la reescritura.
Los dos ensayos fueron escritos por encargo en 1981. En el primer caso, un redactor de The New York Times Book Review me invitó a colaborar con un texto sobre “alguno de los aspectos de la escritura” y este breve ensayo titulado “Sobre la escritura” es el resultado. El otro surgió fruto de una invita­ción a colaborar en el libro colectivo sobre “influencias” titu­lado In Praise of What Persists, que estaba siendo recopilado por Steve Berg de American Poetry Review y Ted Solotaroff de la editorial Harper and Row. Mi colaboración fue “Fires” y luego se le ocurrió a Neil Young utilizar el mismo título para el libro.
El primer cuento, “The Cabin”, fue escrito en 1966 e incluido en Furious Seasons. También lo revisé este verano para su inclusión aquí. Indiana Review lo publicará también en su número de otoño de 1982. El relato más reciente es “The Pheasant”, que saldrá publicado este mes en una edi­ción limitada de Metacom Press y este otoño en New England Review.
Me gusta revolver por los cuentos. Siempre ando remen­dándolos después de escribirlos. Cambiando esto y aquello. La escritura inicial me parece el momento más duro que tengo que pasar para divertirme luego. La reescritura es algo que me encanta hacer.
Soy poco espontáneo, me parece. Más bien precavido, reflexivo. Puede que esto lo explique, puede que no. Puede que no haya conexión alguna. Pero sé que la revisión de mi trabajo es algo natural en mí y disfruto haciéndolo. Quizá la reescritura sea un acercamiento gradual a la pulpa del relato. Tengo que seguir intentándolo para ver si puedo extraerla. Se trata más de un proceso que de algo fijado como definitivo.



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