Cuando pienso en
el arte pienso en la belleza. La belleza es el misterio de la vida. No está en
los ojos, sino en la mente. En nuestra mente existe la conciencia de la
perfección.
Respondemos a la
belleza con emoción. La belleza nos trae un mensaje, Es un mensaje que no vemos
claro a causa de las distracciones. A veces hasta pensamos que está por llegar.
Ese mensaje habla de diferentes clases de felicidad y alegría.
La alegría tiene
su representación más lograda en la Novena Sinfonía de Beethoven y en el
Partenón.
Toda obra de
arte trata de la belleza; toda obra positiva la representa y la celebra. Todo
arte negativo protesta por la falta de belleza de nuestras vidas. Cuando muere
una rosa bella, la belleza no muere, porque no reside realmente en la rosa. La
belleza es una conciencia que hay en la mente. Es una respuesta mental y
emocional que damos. Respondemos a la vida como si fuera perfecta. Cuando
entramos en un bosque, no vemos los árboles caídos que se pudren; vemos una
multitud de árboles ascendentes que nos inspira. Oímos incluso un silencio,
aunque en realidad no lo hay. Cuando vemos a un niño recién nacido, decimos que
es hermoso: perfecto.
El objetivo de
la vida es la felicidad, y responder a la vida como si fuera perfecta es el
camino a la felicidad. Es también el camino a la obra de arte positiva.
El papel del
artista no consiste en preocuparse por la vida, en sentirse responsable de crear
un mundo mejor. Esa es una distracción muy grave. Todo nuestro condicionamiento
se ha orientado hacia una vida intelectual. Eso es inútil en la obra de arte.
Todo condicionamiento humano es inútil en la obra artística. Conceptos,
relaciones, categorías, clasificaciones, deducciones, son distracciones de la
mente, que queremos tener libre para la inspiración.
En la mente hay
dos partes, La mente exterior, que registra hechos, y la mente interior, que
dice "sí" y "no". Cuando se piensa en algo que estaría bien
hacer, la mente interior dice "sí" y se alboroza. A esto lo llamamos
inspiración.
Para un artista
ese es el único camino.
Nada ni nadie le
puede ayudar. Ha de escuchar a su mente.
El camino del
artista es un camino totalmente distinto. Es un camino de entrega. El artista
ha de entregarse a su mente.
Cuando nos
asomamos a la mente la encontramos recubierta de un sinfín de pensamientos que
no valen nada. Hay que atravesarlos y oír qué es lo que la mente nos está
diciendo que hagamos. Esa obra es obra original. Toda otra obra, hecha a partir
de ideas, no es inspirada y no es obra de arte.
A la obra de
arte se responde con emociones gozosas. A la obra sobre ideas se responde con
otras ideas. Es tanto lo que se ha escrito sobre el arte, que lo confundimos con
una ocupación intelectual.
Muy a menudo se
piensa que el intelecto está detrás de todo lo que hacemos. A menudo se piensa
que todo lo que existe se puede poner en palabras. Pero hay una extensa gama de
respuestas emocionales que damos y que no se pueden poner en palabras. Estamos
tan acostumbrados a dar esas respuestas emocionales, que no reparamos en ellas
hasta que se representan en la obra de arte.
En realidad es
nuestra vida emocional lo que domina sobre nuestra vida intelectual, pero no
nos damos cuenta.
Tienes que
descubrir la obra de arte que te gusta y percatarte de la respuesta que le das.
Particularmente tienes que conocer la respuesta que das a tu propia obra. Es
así como descubres tu dirección y la verdad de ti mismo. Si no descubres tu
respuesta a tu propia obra, te pierdes la recompensa. Es preciso que al
contemplar la obra sepas qué efecto produce en ti.
Si no eres
artista, puedes descubrir cosas acerca de ti conociendo tu respuesta a la obra
que te gusta.
Pregúntate:
"¿Qué clase de felicidad siento yo con esta música o con este
cuadro?"
Hay una
felicidad que sentimos sin ninguna estimulación material. Puede ser que nos
despertemos por la mañana sintiéndonos felices sin motivo. Los sentimientos
abstractos o no objetivos son una parte muy importante de nuestra vida.
Las emociones
personales y la sentimentalidad son antiarte.
Hacemos la obra
de arte como algo que tenemos que hacer sin saber cómo saldrá. Cuando está
acabada tenemos que ver si es efectiva. Aunque obedezcamos a la inspiración, no
cabe esperar que toda obra se logre. Un artista es una persona capaz de
reconocer el fracaso.
Si fueras
compositor no esperarías que todo aquello que tocases fuera una composición. Lo
mismo ocurre en las artes gráficas. Hay muchos fracasos.
La obra de arte
es la única obra del mundo que es inmaterialista. Todos los demás trabajos
contribuyen al bienestar y la comodidad humanos. Vemos aquí que el bienestar y
la comodidad humanos no son lo que interesa al artista. Él es irresponsable
porque su vida se desarrolla en otra dirección. Su mente atiende a la belleza y
la felicidad. Es posible trabajar en otra cosa que no sea arte y mantener esa
actitud mental e ir avanzando como artista. El interés inmaterial es esencial.
La última
tendencia y la actualidad artística son distracciones innecesarias para un
artista serio. Sacará mucho más provecho de responder al arte de todas las
épocas y lugares. No en cuanto historia del arte, sino considerando cada pieza
y el valor que tiene para él.
No puedes
pensar: "Mi vida es más importante que la obra» y lograr la obra. Tienes
que pensar que la obra es lo que más importa en tu vida. La vida del artista es
aventurera. Una novedad tras otra.
Hasta aquí he
hablado directamente a los artistas, pero esto vale para todos. Aprovecha la
conciencia de la perfección que existe en tu mente. Ve la perfección en todo lo
que te rodea. Intenta descubrir lo que verdaderamente sientes cuando escuchas
música. Haz de la felicidad tu objetivo. La manera de descubrir la verdad de
esta vida es descubrirse a uno mismo. Pregúntate: "¿Qué es lo que me gusta
y qué es lo que quiero?" Averigua exactamente qué es lo que quieres en la
vida. Pídele a tu mente inspiración para todo.
La belleza es
imagen de la felicidad: el viento en la hierba, las olas que relucen una tras
otra, el vuelo de las aves, todo habla de la felicidad.
El cielo azul
sereno es imagen de una clase de felicidad, y la suave noche oscura es imagen
de otra clase diferente. Hay un número infinito de clases diferentes de
felicidad.
La respuesta es
la misma para el observador que para el artista. La respuesta al arte es el
verdadero campo del arte.
La composición
es un absoluto misterio. Viene dictada por la mente. El artista trata de hallar
ciertos sonidos o líneas que sean aceptables a la mente, y finalmente una
disposición de ellos que sea aceptable. Las composiciones aceptables despiertan
ciertos sentimientos de aprecio en el observador. Unas composiciones gustan a
unos y otras a otros.
Pero si no son
aceptadas por la mente del artista no gustarán a nadie. La composición y la
aceptación por la mente son esenciales para la obra de arte. El arte comercial
se hace premeditadamente para gustar a los sentidos, que es cosa muy distinta.
La obra de arte es muy valiosa y es también muy escasa. Se necesita mucha
aplicación para hacer una composición que sea totalmente aceptable. Las
sinfonías de Beethoven, donde se ha compuesto cada nota, representan un
esfuerzo humano titánico.
Para progresar
en la vida has de renunciar a las cosas que no te gustan. Renuncia a hacer las
cosas que no te gusta hacer. Tienes que hallar las cosas que sí te gustan. Las
cosas que son aceptables a tu mente.
Verás que has de
tener tiempo para ti, para averiguar qué es lo que le gusta a tu mente.
Mientras marchas con los demás no vives realmente tu vida. Rebelarse contra los
demás es igualmente vano. Tienes que hallar tu camino.
La felicidad es
estar en la onda de la vida: sentir el tirón de la vida.
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