Graves: ¿Notan
algo extraño en este cuarto?
-No.
Graves: Bueno,
pues todo está hecho a mano, con una excepción: este desagradable archivero
triple de plástico que me regalaron. Voy a ponerlo aquí dos o tres semanas, por
cortesía, y luego lo desaparezco. Casi todo lo demás está hecho a mano. Ah, sí,
los libros han sido impresos con máquinas, pero muchos de ellos también han
sido impresos a mano -de hecho yo mismo imprimí algunos-. Aparte de las
instalaciones de luz eléctrica, todo lo demás está hecho a mano; hoy día muy
poca gente vive en casas donde todo esté hecho a mano.
-¿Incide esto
directamente en su trabajo creativo?
Graves: Sí:
para pensar con claridad es preferible que todo lo que te rodea esté hecho a
mano.
-Usted
escribió una vez que "el poeta-Musa debe morir por la Diosa como el Rey
Sagrado lo hizo cuando fue una víctima divina". A pesar de todo usted ha
sobrevivido; ¿aún sostendría lo anterior?
Graves: Sí. Lo
que ocurre con más frecuencia es que la Musa siente ya imposible sostener el
amor de un poeta y se une por elección propia con un poeta postizo, aunque sepa
que no es el verdadero poeta. Escoge a alguien con quien pueda jugar el papel
de madre. Di todo el cuadro de eso en un poema que se llama El impostor. El
proceso vuelve a empezar cada vez que el amor muere, algo tan doloroso como la
muerte real. Siempre hay un asesino alrededor, siempre hay un personaje
"impostor". El rey o el poeta representan el crecimiento, el rival o
doble representan la sequía.
-Pero
seguramente los muchos años de servicio a la Musa tienen su recompensa.
Graves: Con el
tiempo la recompensa va siendo encontrar a alguien que no sea
"asesina". No quiero hablar sobre eso porque no quiero tentar a mi suerte.
-Por
definición, su búsqueda de la Musa será siempre insatisfactoria. ¿Qué es lo que
ella le ha dado?
Graves: Me ha
traído cada vez más cerca hacia el centro del fuego, por así decir.
-Sus poemas,
sobre todo sus poemas de amor, se vuelven cada vez más intensos conforme usted
sigue escribiendo. ¿Se debe a la edad o a la experiencia?
Graves: Uno
llega al corazón del asunto mediante una serie de experiencias que se dan todas
con el mismo molde, pero vertidas con dolores distintos.
-En otras
palabras, uno no aprende nada nuevo, sino que obtiene un entendimiento más
profundo.
Graves: Sí,
eso es. Un entendimiento de lo que son las ordalías del poeta. Los poemas de
amor deben ser lanzados dependiendo de la luna. Las lunas varían. Si uno ama a
una Musa-mujer diferente uno obtendrá un poema diferente.
-¿Qué puede
decirnos sobre ese simple apetito, la concupiscencia, que usted ha atacado?
Graves: La
concupiscencia encierra una pérdida de virtud, en el sentido de poder físico.
La concupiscencia está apropiándose de algo que le pertenece a alguien más.
Quiero decir que el acto amoroso es una metáfora de la compañía espiritual, y
si tú llevas a cabo el acto amoroso con alguien que significa poco para ti,
estás apropiándote de algo que pertenece a la persona que amas o podrías amar.
El acto amoroso pertenece a dos personas, en el mismo sentido en que un secreto
puede compartirse. Los abrazos y los besos son permisibles, pero en cuanto
empiezas a sobrepasarte con lo que podría llamarse el mandalote -yo inventé la
palabra, del griego; viene de mandalós (que es como el tornillo con el que
aseguras el socket) y significa el beso-lingual o, por definición de
diccionario, "un beso erótico y lujurioso"-; en fin, uno debería
reservar tales familiaridades sólo para las personas que realmente ama. Con
varias amigas yo me entiendo en términos de simples abrazos-y-besos. Eso está
bien. Pero la promiscuidad no es, al parecer, para los poetas, aunque yo no se
la niegue ni la envidie a cualquier hombre que no sea poeta.
-¿Puede dar alegría
la experiencia de la Musa?
Graves:
Realmente no. ¿Pero qué diferencia hace? La alegría y el dolor alternan
siempre. La Musa sirve como un foco orientador y como un desafío. Ella provee
felicidad (happiness). Aquí estoy usando la lengua inglesa con la mayor
precisión que puedo: hap, happening, suceso. Ella da el hap; provee el suceso.
La tranquilidad no tiene utilidad poética. (El primero que usó y sintió la
palabra Musa en el sentido de Diosa Blanca fue Ben Jonson, luego decayó al ser
identificada con la débil auto-inspiración de los jóvenes).
Después de
tener la experiencia de la Musa intranquila uno puede ser desplazado hacia la
Diosa Negra, -porque el color negro es posible en el Oriente y representa
sabiduría. ¿Puede una Musa Blanca volverse una Musa Negra, o deben estar
separadas? Eso es difícil de responder...
-Todas ellas
tienen una edad determinada...
Graves: Como
regla la Musa viene de un padre que ha dejado a su madre cuando ella era joven;
para ella, por tanto, el encanto patriarcal está roto, y odia el patriarcado.
Puede llegar a ser muy inteligente, pero a la edad de catorce o quince años
todavía está muy reprimida emocionalmente.
-¿Cómo
reacciona la Musa hacia el poeta?
Graves: De
algún modo, para un poeta reconocido resulta embarazoso escribir poemas a una
muchacha. Ella puede quedarse resentida por haber entrado a formar parte de la
historia literaria. En Francia es distinto. Muchas mujeres quieren ser
conocidas como la última muchacha que durmió con Víctor Hugo... Me opongo por
completo a la historia literaria. A veces ahí está la razón de que un
"gran poema", de los que aparecen en todas las antologías, sea malo.
Por lo general resulta interesante examinar su historia.
-¿Quiere usted
decir que es un poema fabricado con el fin de que sea un acontecimiento?
Graves: Sí.
-La Diosa
Blanca es un manual y un refugio en el que todas las preguntas pueden ser
respondidas. ¿Cree usted necesario dar una definición última del nivel en que
están esos libros en relación con usted?
Graves: La
Diosa Blanca y The Nazarene Gospel Restored son dos casos extraños. Escribí el
primero para definir el elemento no-judío en el cristianismo, especialmente el
elemento céltico. Y escribí el segundo, con la ayuda del fallecido Joshua
Pedro, para llevar el mito griego y romano aparte de lo que era puramente un
acontecimiento judío. Lo extraño del resultado es que hay una Sociedad
Cristiana Primitiva que alguien fundó en Cambridge y que está basada en el
Nazarene Gospel; y comenzaron a aparecer, en los estados de Nueva York y
California, varias religiones alrededor de la Diosa Blanca. Según me dicen,
fuera del Establishment (donde los hippies detienen a los policías en la calle
y les dicen: "Lo adoro, oficial"), hoy día soy un héroe del culto al-
amor-y-las-flores. También recibo muchas cartas donde algunas brujas me
participan la celebración de un aquelarre y me solicitan ungüento para volar,
recetas mágicas, e información esotérica.
-En el
"Colophon to Love Respelt" habla usted de que el campo de batalla ha
sido abandonado. ¿Quién ganó?
Graves: Quise
decir que ya no tenía caso seguir escribiendo poemas sobre el tema... La
secuencia histórica de los poemas de un hombre guarda una semejanza general al
orden en que fueron escritos. No obstante, con frecuencia uno escribe un poema
mucho tiempo antes, o mucho tiempo después, de que ocurra una cosa. La
autobiografía no se corresponde exactamente con la secuencia poética.
-¿Le ha
ocurrido que tiene, por ejemplo, una idea para hacer un poema, y luego la vida
se apropia de el un la realiza?
Graves: O
alternativamente: uno omitió, alguna vez, registrar una experiencia poética
determinada, y ésta ocurre después. Las palabras ya están fijas en el almacén
de la memoria. El poema está ahí, en su origen, pero en el séptimo nivel de la
conciencia, y asciende gradualmente a través de cada repaso o repetición. La
relectura descarga el estado hipnótico original, pero la expresión se amplía.
-¿Se amplía en
qué sentido?
Graves: Por
ejemplo, mediante los sueños nocturnos, que son el modo real en que la mente
primitiva interpreta los sucesos del día previo. Así con un poema. Un poema ya
está presente desde la concepción, desde el primer germen que cruza por la
mente -debe ser desenterrado, debe exhumarse. Hay un elemento de intemporalidad.
El otro día el científico que encabeza las investigaciones atómicas en
Australia estuvo de acuerdo conmigo en que el tiempo realmente no existe. El
poema terminado ya está antes de ser escrito y de que uno lo corrija. El poema
final sólo dicta lo que está bien y lo que falla.
-¿Por qué
usted no escribió poemas de guerra- de su experiencia en las trincheras en la
Primera Guerra Mundial como lo hizo su amigo Sassoon, y como Owen?
Graves: Los
hice. Pero los destruí. Eran periodísticos. Sassoon y Wilfred Owen eran
homosexuales; aunque Sassoon quería pensar que no lo era. Para ellos, ver
hombres asesinados eran tan horrible como para usted o para mí ver campos
regados con cadáveres de mujeres.
-Sus poemas
parten de cosas completamente personales. ¿Nunca ha sido reticente en lo que
revela?
Graves: Uno
dice más cosas a los amigos, sólo que no las entrega a la imprenta.
-Pero su
público...
Graves: Nunca
uses la palabra "público". La sola idea del público, a menos de que
un poeta esté escribiendo por dinero, me parece errónea. Los poetas no tienen
"público". Le están hablando todo el tiempo a una sola persona. Lo
que está mal en alguien como Evtushenko es que les habla a miles de personas a
la vez. Todos los que son considerados "grandes artistas" estaban
tratando de hablarle a demasiada gente; Y de algún modo, no le estaban hablando
a nadie.
-¿De ahí sus
opiniones sobre los poetas ingleses, que usted criticó seriamente cuando tenía
su lugar como profesor de poesía en Oxford?
Graves: Hay
quince poetas ingleses -estoy hablando con precisión- registrados en la
historia de la literatura inglesa que eran poetas verdaderos y que no estaban
jugando a serlo.
-¿Le
importaría mencionarlos?
Graves: No
sería cortés.
-¿Qué tienen
en común?
Graves: Su
fuente es primitiva. Se ubica en lo pre-racional.
-Cuando
trabaja en un poema, ¿de algún modo siente usted que se encuentra siempre a su
nivel?
Graves: Lo que
sucede es esto: un hipnotista te dice: "mira este anillo" y quedas
hipnotizado por mirar el anillo; si vuelve a sacar el anillo en cualquier
ocasión posterior, vuelves a caer bajo su influencia. De modo que, si estás
escribiendo un poema y regresas a él al día siguiente, siempre vuelves a
hipnotizarte de inmediato y te encuentras de nuevo en el nivel anterior.
-¿Tiene que
ver la circunstancia externa? ¿Este cuarto?
Graves: No, no
es el entorno. El entorno puede ayudar. Pero todo está en el impulso real, que
eres tú mismo. Ese es el anillo hipnótico.
-¿Y qué ocurre
si usted "no cae otra vez bajo el influjo"?
Graves: Justo
ayer me sucedió. No puedes forzarlo intelectualmente. Echas a perder el poema.
Lo enredas. Cuando ya trabajaste en el verdadero nivel poético, las conexiones
que va estableciendo cada simple palabra con la otra están muy lejos del
arreglo intelectual. Una computadora no podría hacerlo. No es mero sonido y
sentido con lo que debes entenderte, sino la proveniencia de las palabras, los
ritmos cruzados, la interrelación de todos los significados -un completo
microcosmos. Nunca lo obtienes de inmediato; pero sí puedes obtenerlo casi de
inmediato, el poema se aísla a sí mismo a tiempo. Así es como viajan los
verdaderos poemas.
-Uno siente
que su poesía se ha vuelto más y más urgente, sobre todo en los últimos textos
amorosos.
Graves: No
olvides que yo soy un producto de la era victoriana; tuve que librarme de
muchísimo. Mi sistema poético concuerda con el irlandés del siglo VIII D.C.,
que Roma no tocó para nada y que con el tiempo cruzó hasta Gales. ¿De dónde
vino? Del Oriente. La correspondencia con la poesía sufí es inmensa. Eso habla
de mi interés por Omar Khayám -un poeta muy noble y tan mal trabajado por
Fitzgerald.
Por lo demás,
uno gradualmente deja de tomar en cuenta a los críticos.
-¿Quién hizo
que usted viniera a las Islas Baleares?
Graves:
Gertrude Stein.
-¿Qué piensa
usted de ella?
Graves: Ella
tenía ojo. Solía decir que había sido la única mujer en la vida de Picasso, que
ella lo había formado. Tal vez era cierto; las otras mujeres sólo estuvieron
cerca o alrededor de él.
-El poema que
me acaba de mostrar, Lo por decir, parece recapitular muchas cosas.
Graves:
Incluso Lo por decir, en el cual trabajo ahora, que es sobre la necesidad de
volver a los orígenes y trata a la revisión obsesiva como una enfermedad de la
edad, lleva diez revisiones hasta ahora. Sí. Lo por decir hay que decirlo.
-Este inmenso,
abrupto cambio. La última poesía...
Graves: Sí,
eso me vino cuando escribía La Diosa Blanca (escribí ese libro en seis semanas.
Me tomó diez años revisarlo. Y casi tripliqué su extensión). Súbitamente estaba
yo respondiendo viejas preguntas galesas e irlandesas que nunca habían
encontrado respuesta, y yo no sabía cómo ni por qué. Eso me aterró. Creí
volverme loco. Pero aquellas soluciones no han sido refutadas. Alguien me envió
un artículo sobre el árbol del alfabeto irlandés, y la nota al pie se refería a
Graves, pero no a mí: íera mi abuelo! Y yo no tenía noticia de que él hubiese
estudiado esas cosas. Creo en la herencia de conocimientos y destrezas,
herencia de la memoria. Ahora han descubierto que si un caracol se come a otro
adquiere la memoria del segundo caracol.
-¿Cómo reunió
tantos detalles en sus conclusiones?
Graves: No lo
hice. Lo sabía al comenzar y entonces corroboré.
-Ciertamente
usted escribe poesía "de musa" y manifiesta gran desprecio por lo
apolíneo, que supongo es el materia lógico y utilitario, pero ¿acaso sus
novelas no son apolíneas?
Graves: Mi
escritura en prosa ha estado siempre en la línea de mi pensamiento. En el fondo
siempre estuve yo. Por ejemplo, They Hanged My Saintly Billy pretendía mostrar
cómo fue realmente la Inglaterra victoriana: cuán corrupta y criminal, en
contraste con la versión generalmente aceptada. Con todo, tenía una pareja de
personajes buenos, además de los malos.
-Usted escribe
novelas cuando algún problema histórico lo estimula. A partir de ahí ¿qué hace
usted?
Graves: No lo
sé. Algunas personas tienen ciertos talentos como un amigo mío que puede
balancear un vaso en su dedo y hacerlo girar con sólo fijar en él la vista. Yo
tengo el don de ponerme ocasionalmente en el pasado y ver qué está sucediendo.
Así es como deben escribirse las novelas históricas. También tengo una
excelente memoria para las cosas que quiero recordar, y ninguna para recordar
lo que no quiero recordar. Wife to Mr. Milton -mi mejor novela- comenzó cuando
mi mujer y yo hacíamos la cama en 1943 y yo dije de pronto: "¿Sabes?
Milton debió ser un tricomaniaco" - refiriéndome al fetichismo por el
pelo. La observación surgió de pronto de mi boca. Descubrí la frecuente que era
su imaginería tricomaniaca. Así que leí todo lo que pude en contra sobre él y
estudié la historia de sus matrimonios. Yo siempre odié a Milton, desde niño, y
quería encontrar el motivo. Lo encontré: sus celos. Están presentes en todos
sus poemas... Marie Powell tenía una larga cabellera con la que él no podía
competir.
-Creo que usted
describe precisamente eso en la novela cuando cabalgan en el brezal...
Graves: El
tenía la enfermedad del maestro de escuela estreñimiento.
-¿Lo dice
literalmente?
Graves: íSí!
íPor supuesto que lo digo literalmente! Conocemos todos los indicios que dejó
sobre eso. Bueno, yo siempre me olí algo y entonces todo se me hizo evidente de
una vez, escribí Wife to Mr. Milton. Encontré una gran cantidad de cosas acerca
de él, quién sabe cómo, que nunca han sido refutadas.
-¿Cuánto
tiempo le llevó escribir Yo, Claudio?
Graves: Yo,
Claudio y Claudio el dios me llevaron ocho meses... Necesitaba terminar pronto
el trabajo porque tenía una deuda de 4,000 libras. Me aproximé tanto al
personaje que me acusaron de haber hecho investigaciones que nunca realicé.
-¿Dictó usted la obra?
Graves: No.
Tengo una mecanógrafa pero no dicté. Si usted emplea sólo las fuentes
principales, y conoce el período, un libro se escribe solo.
-¿Cuántas
horas al día le tomó el trabajo?
Graves: No lo
sé. Deben haber sido siete u ocho. La historia llegó a tener 250,000 palabras.
Había hipotecado la casa y quería perderla.
-¿Por qué
eligió la novela histórica?
Graves: Bien,
por aquello que anoté en mi diario uno o años antes: que los historiadores
romanos -Tácito, Suetonio y Dión Casio, pero sobre todo Tácito- habían tratado
obviamente mal a Claudio, y que algún día yo tendría que escribir un libro
acerca de él. Si no lo hubiera hecho, no estaría usted bebiendo en esta casa.
-¿Qué tenía
usted en mente al terminar Claudio el dios? Hay un cambio distintivo en
Claudio. Uno se pregunta qué ganaba usted como novelista.
Graves: Yo no
creía estar escribiendo una novela. Trataba de encontrar la verdad acerca de
Claudio. Y había cierta confluencia entre Claudio y yo mismo. Descubrí que yo
era capaz de saber muchas cosas que sucedieron sin tener bases, excepto que yo
sabía que eso era cierto. Es cuestión de reconstruir una personalidad.
-No existen
muchas fuentes directas, aunque él escribió copiosamente.
Graves: Está
su discurso a los Edonios, su carta a los alejandrinos y varios registros de lo
que dijo en Suetonio y otras partes. Ahora sabemos exactamente qué enfermedad
padecía: la enfermedad de Little. Todo el cuadro es tan sólido que uno siente
conocerlo en persona, si simpatiza con él. Pobre hombre -sólo ahora, al fin, la
gente comienza a olvidar esa mala imagen que le dieron los historiadores de su
tiempo. Ahora es considerado uno de los pocos buenos emperadores entre Julio
César y Vespasiano.
-Al final, no
obstante, se decepcionó.
Graves: Vio
que no podía hacer nada. Tuvo que rendirse.
-Se desintegró
y casi se convirtió en otro Calígula o Tiberio.
Graves: Bueno,
veamos: Calígula nació malo. Tiberio fue un hombre maravilloso, pero lo
presionaron demasiado y él previno al senado de lo que iba a suceder. Previó un
severo quebrantamiento sicológico. Si uno siempre ha sido extremadamente limpio
-siempre se ha lavado los dientes y hecho la cama- y llega a un punto
intolerable de stress, uno se quebranta y desarrolla lo que se conoce como
comportamiento paradójico: desarregla la cama, hace las peores cosas. Tiberio
fue notable por su castidad y sus virtudes viriles, hasta que se vino abajo.
Ahora siento la mayor simpatía posible por Tiberio.
-¿No estaba
usted convirtiendo a Livio en la novela en el manipulador de la verdad para
conseguir cierto efecto?
Graves: Es una
especie de hábito familiar. Mi tío abuelo fue Leopold von Ranke, llamado el
"padre de la historia moderna". Mi madre me lo mostró como el primer
historiador en la historia que decidió decir la verdad.
-¿Eso instigó
su pesquisa, las ideas establecidas que, para consternación de muchos, usted
trastornó?
Graves: Ya ve,
hay gente que no puede dejar de creer ciertas cosas. De pronto se enfrenta a
algún hecho extraño, como por ejemplo que Dios, en el Sagrario de lo Sagrado,
tuvo una esposa. Mi amigo Raphael Patai ha trabajado sobre esto en su Diosa
hebrea. Es más de lo que ellos pueden soportar, pero deben admitirlo.
-¿Que Dios
tuvo una esposa? ¿En verdad quiere decir eso?
Graves: De
veras eso dice él. Está en el Talmud. Por supuesto los judíos lo han ocultado
siempre. Al principio El era Uno, pero luego vino la división. Debe haber
siempre un punto focal. Dios era una deidad masculina y el punto focal era
obviamente una mujer. El no pudo hacer lo que hizo sin uno.
-¿Cuántos
libros ha publicado?
Graves: Ciento
veintiuno, pero muchos son recopilaciones. Además he escrito libros para otras
personas.
-¿Por qué lo
ha hecho?
Graves: Porque
tienen algo que decir y no pueden escribirlo.
-¿Ha dejado de
escribir ficción?
Graves: Puede
volver a ocurrir. Lo dudo, pero no sé. Uno nunca sabe.
-Después de
escribir The Reader Over Your Shoulder con Alan Hodge en 1942 -su manual para
escritores de prosa en inglés- usted dice que su propio estilo cambió
completamente. ¿Por qué, o más bien, cómo?
Graves: Quien
piense sobre la lengua inglesa e intente descubrir sus principios, y además,
aniquile a otros escritores mostrándoles lo mal que escriben, no puede evitar
escribir mal él mismo. En 1959 reescribí completamente Adiós a todo eso -cada
frase- pero nadie se enteró. Algunos dijeron "Qué buen libro es éste,
después de todo, qué bien ha perdurado". No había perdurado en absoluto.
Se trata de una obra enteramente nueva. Uno de esos análisis de estilo por
computadora tal vez no podría decidir que mis novelas históricas fueron
escritas por la misma mano. Son completamente distintas en vocabulario,
sintaxis y nivel lingüístico.
-Considerando
su vista producción y las revisiones ¿cuanto tiempo pasa escribiendo? ¿Escribe
todo a mano?
Graves: Sí.
Ahora bien, Nazarene Gospel Restored me tomó dos años. Son ochocientas páginas
de escritura cerrada. Si he escrito aproximadamente dos libros al año durante
cincuenta años. No es mucho. No tengo otra cosa que hacer. Este año llevo seis.
-¿Considera
que puede recordar la vasta investigación que ha reunido?
Graves: Sé
dónde buscar.
-¿No es una
dificultad vivir tan lejos de las bibliotecas?
Graves: Nunca
he trabajado en bibliotecas.
-¿Dónde
consigue toda esa información?
Graves: No sé.
Llega. No soy un erudito. En términos generales ni siquiera soy particularmente
ilustrado. Simplemente estoy bien informado en ciertas áreas de mi interés.
-Usted debe
conocer las fechas... la pronunciación de las palabras galesas.
Graves:
Conseguí un diccionario galés. He reunido una gran biblioteca de clásicos.
-¿Diría usted
que las ideas medulares llegan primero y luego investiga?
Graves: Uno
tiene una visión global del asunto, y luego nada más corrobora. La causa no
necesariamente determina el efecto; bien puede el efecto originar la causa -una
vez que se tiene todo el asunto bajo control.
-¿Qué hace
usted exactamente?
Graves: Reviso
el manuscrito hasta que ya no puedo leerlo más, y consigo alguien que me lo
mecanografíe. Entonces reviso la versión mecanografiada. Luego se vuelve a
mecanografiar. Sigue un tercer mecanografiado, que es el último. Para entonces
no debe quedar nada que ofenda la vista.
-¿Esto es para
la prosa?
Graves: Sí.
Pero eso no evita que en diez años se lea mal. Uno no sabe lo que puede ocurrir
con el tiempo.
-¿Y la poesía?
Graves: En
ocasiones, uno sabe: "Esto está bien, esta es una cosa que sirve".
Siente que hay ciertos poemas que deben ser escritos. Uno no sabe qué son, pero
los siente: este es uno, este es otro. Como la relación entre las joyas y su
matriz de cuarzo (quijo). Las joyas vienen de su matriz, luego hay una matriz
para probarlo. Muchos poemas parecen más matriz que Joyas.
-¿Qué quiere
decir exactamente?
Graves: La
matriz de cuarzo es parcialmente una joya. Y muchos poemas son así. Son los que
el público disfruta más: los que no son completamente joyas.
-¿Es porque
esos poemas son una transición entre las vivencias generales y su vivencia
personal?
Graves: Algo
así.
-¿Más
accesibles?
Graves: Sí.
-¿Sigue
experimentando con alucinógenos?
Graves: Tuve
dos viajes con hongos mexicanos por ahí de 1954. Ninguno desde entonces. Y
nunca con LSD. Primero que nada porque es peligroso y en segundo lugar porque
el ergot, con lo que se fabrica el LSD, es una sustancia enemiga de la
humanidad. El ergot es un minúsculo hongo negro que crece en el centeno, o
crecía por lo menos en la Edad Media y los pueblos que comían pan de centeno
tenían visiones maniacas, particularmente los alemanes. Dicen que el ergot
afecta los genes y que puede deformar a la siguiente generación. Se me ocurre
que esta podría ser una explicación del fenómeno del nazismo, una forma de
histeria masiva. Los alemanes comían centeno, a diferencia de los ingleses que
comían trigo. El LSD me recuerda a los visones que escapan de las granjas y se
crían en el bosque y se vuelven peligrosos y destructivos. El LSD se ha
escapado de las fábricas de drogas y se hace ahora en los laboratorios de los
colegios.
-Usted dijo
haber tenido una visión de conocimiento total a la edad de doce años...
Graves:
Probablemente usted tuvo una visión similar y la ha olvidado. No necesita ser
la visión de nada especial, en tanto que se trata sólo de una probada
(foretaste) del Paraíso. Blake tuvo una. Todos los poetas y los pintores que
tienen esa "cosa" extra en sus obras parecen haber tenido esa visión
y nunca permitieron que la educación se las destruyera. Esto es lo que importa.
-Acaba usted
de terminar una nueva traducción del Rubayat de Omar Khayám. ¿Por qué escogió
el Rubayat y no la obra de un poeta sufí más puro como Rumi o Sahadi?
Graves: Fui
invitado a participar en la traducción de Omar Ali Cha, cuya familia es la
poseedora del manuscrito original, desde el año 1153 D. de C. Por eso. Estaba
en el hospital, muy contento de que ese trabajo me apartara de la rutina del
lugar. El poema original de Khayám fue escrito en celebración del amor de Dios
y sazonado con sátiras de los musulmanes puritanos de la época. Fitzgerald se
equivocó en todo: creyó que Khayám era en realidad un borracho y descreído, no
un hombre que satirizaba a los incrédulos. sorprendente a cuántos millones ha
engañado Fitzgerald. La mayoría odiarán ser desengañados.
-Usted ha
dicho que los críticos que escriben sobre su visión del Rubayat no aciertan a
comprenderlo porque no son sufís.
Graves: Como
le dije, no puedo asumir el crédito por el trabajo. Trabajé sobre una versión
literal hecha por Omar Ali Cha, que es un sufí. No sólo eso, sino que su
familia desciende en línea directa del Profeta -y ellos alegan que Mahoma era
un sufí y les entregó a ellos el secreto de su doctrina.
-Me parece que
su versión de Khayám es más clara y penetrante intelectualmente mientras que la
de Fitzgerald...
Graves: Mire,
Fitzgerald era uno de esos irlandeses de la época en que la gente se
avergonzaba de ser irlandesa y lo mantenía en silencio. Y se volvió con el
tiempo una especie inglés diletante. Rompió con la tradición poética de Irlanda
que es una de las más poderosas del mundo. Yo diría que la más intensa, después
de la persa.
-¿Habla usted
de la tradición poética irlandesa original?
Graves: íSólo
hay una!
-Usted me
explicó alguna vez que esa era originalmente sufí.
Graves: Antes
de que fuera griega milesia sobreimpuesta a la cultura libia arcaica del año
2500 A. de C. Los milesios vinieron a Irlanda a través de España y trajeron con
ellos la tradición de Ogham -la cual es una forma temprana de alfabeto que nos
remite a los días en que las letras se originaban en la observación del vuelo
de las cigüeñas, y así. Pero Irlanda siempre permaneció en contacto con la
Antioquía de lengua griega, no con Roma, lo cual fue importante.
-Lo importante
es que Ogham fuera preclásico?
Graves:
Exacto. Anterior a Platón. Antes de que los griegos se desviaran. Como usted
sabe, los judíos tienen un dicho: "De las diez medidas de la locura los
griegos tienen nueve". Estaban bien en todo hasta por ahí del siglo sexto
antes de Cristo. Por la época de Alejandro el Grande ya se habían hecho pedazos.
-¿En qué
sentido?
Graves:
Quisieron desacreditar el mito. Trataron de sustituirlo con lo que hoy
llamaríamos conceptos científicos. Trataron de dar una explicación literal.
Sócrates bromea con los mitos y Horacio se burla de ellos. Puesto en el camino,
Sócrates podía aclarar el mito de tal modo que le arrebataba todo su sentido.
Simplemente no tenían lugar para el pensamiento poético. La lógica opera en un
muy alto nivel de la conciencia. El académico nunca duerme lógicamente, siempre
está en vigilia. Y al hacerlo se priva del sueño. Así pierde todo el secreto,
ve usted. El sueño tiene siete niveles, el más alto de los cuales es el trance
poético: ahí tiene usted acceso a la conciencia sin perder contacto con el
sueño... con los fragmentos mayores del sueño... su propia memoria... la
imaginería pictórica como la conoce el niño y como fue conocida por el hombre
primitivo. Ningún poema vale la pena si no tiene origen en un trance poético,
del cual se puede despertar como de un sueño. En realidad es la misma cosa.
-¿Pero de
dónde viene el trance?
Graves: De ti
mismo, bajo la dirección del tú que te rebasa y que está formado por tu
relación con la persona a la que estás adherido todo el tiempo. Si todos fueran
realmente observadores, podrían tomar un poema y trazar el retrato de la
persona a que está dirigido.
-¿Cómo se
siente frente a los honores y los premios? ¿Si se le ofreciera un premio
nacional como poeta lo aceptaría?
Graves: No
respondo a preguntas montadas en conjeturas. No quiero ningunos honores, pero
no me importaría gran cosa recibir distinciones por haber escrito novelas que
se venden en el extranjero y ganar dinero para Inglaterra. Escribir poemas es
distinto. Obtener un premio por ser poeta sería absurdo. Pero el gobierno trata
de ablandar y atraer a escritores conocidos hacia el establishment; eso lo hace
sentirse ilustrado... Rechazo los doctorados porque sugieren que uno ha pasado
una prueba académica. Aceptar, la cátedra de poesía en Oxford fue distinto: es
una elección libre.
-En su última
conferencia en Oxford, la más violenta, dijo usted que no había cánones
poéticos establecidos. No son frecuentes en usted las generalizaciones de este
tipo. ¿Cree usted que la poesía "pop" es contradictoria con la
dedicación a la Musa?
Graves: Lo que
dije, creo, es que no había cánones establecidos de versificación. Las genuinas
canciones folclóricas son bienvenidas, pero ¿por qué habrían de serlo esas
canciones de protesta? Hay muy pocos ahora, si alguno, que vaya realmente a la
raíz del asunto. Cada vez menos, en realidad, desde la muerte de Cummings y
Frost.
-¿Y qué hay de
sus propias influencias poéticas, aparte del poeta Tudor Skelton y Laura
Riding?
Graves:
"Influencia" es un término muy vago. Suena como si uno estuviera
siendo dominado por alguien más. Hasta donde sé, nunca escribí nada en el
estilo de Laura Riding. Más que a versificar, lo que aprendí de ella fue una
actitud general ante las cosas.
-¿Es eso lo
que usted obtuvo de las sucesivas encarnaciones de la Musa?
Graves: Sí, pero
en la forma de advertencias más que como instrucciones.
-¿Puedo
preguntarle sobre la forma en que trabaja? ¿Tiene usted alguna rutina?
Graves:
Ninguna. Sólo admito un cierto sentido de prioridades entre las cosas. Esta
mañana, por ejemplo, me levanté a las siete. Me sentí atraído por el cenicero
donde quemo papeles inútiles y rescaté las monedas y otros objetos que estaban
ahí por error. Luego puse las cenizas en la pila del abono.
Después regué
el huerto de zanahorias, de modo que puede sacar algo de ellas. Luego revisé mi
pieza de los "monstruos"...
-Usted escribe
a mano, en una especie de atril...
Graves: Es
porque tengo roto el cuello. Cuando el doctor le preguntaba cómo, no podía
contestarle hasta el otro día que lo recordé. Estaba escalando el Snowdon en
1913. Estaba amarrado en una barranca cuando el líder de la operación zafó una
gran piedra: me golpeó en la cabeza y perdí el sentido. El otro día tuve casi
exactamente la misma experiencia entonces recordé la ocasión. Ahora mi cuello
está... bueno, escribí un poema sobre el asunto: Cuello roto.
-¿La mayor
parte de sus ingresos proviene de las novelas?
Graves: No lo
sé. Nunca estudio la procedencia de mis regalías.
-Usted ha
dicho que sólo lee para obtener información. ¿Qué lee y cuándo?
Graves: Antes
leía de noche; ahora voy directo a la cama. No por placer. El otro día tuve que
revisar The Nazarene Gospel Restored para su publicación en Hungría, lo cual
significó muchísima investigación.
-Usted ha
dicho: "No preveo ningún cambio para bien en el mundo sino hasta que todo
empeore". Bueno, ya ha empeorado. ¿Qué podemos hacer al respecto?
Graves: Los
poetas no pueden hacer marchas de protesta cosas por el estilo. Creo que es
contra las reglas y que no tiene caso. Si la humanidad quiere una buena explosión
final obtendrá sin duda. Pero uno no debe protestar contra nada a menos que su
protesta tenga un efecto. Las manifestaciones no lo tienen. Uno debe permanecer
silencioso o ir directo a la cabeza. Una vez esta aldea estuvo sin electricidad
por tres meses porque el sistema se había averiado y la compañía local temía
poner una torre en la tierra de un viejo miembro de la nobleza, cuyo hijo era
capitán general. El viejo decía que el lugar estaba consagrado a Santa Catalina
Tomás, la patrona de la isla. Fui a Madrid a ver al ministro de Información de
Turismo y le dije: "Los hoteles de Mallorca estarán vacíos este verano por
falta de electricidad". El ministro amablemente le informó a nuestro
gobernador civil que la torre debía ser instalada sin reparar en los
sentimientos de la santa. Pero es distinto si uno no puede ir directo a la
cabeza. Lamenté la guerra de Vietnam, pero las manifestaciones no la detuvieron
y no había ninguna persona que pudiera, sola, controlar la situación como lo
hizo con la nuestra el ministro de información de Madrid.
-¿Le molesta
eso?
Graves: La
civilización ha ido cada vez más y más allá del llamado hombre
"natural", el que utiliza todas sus facultades percepción, invención,
improvisación. Está condenada a terminar en la quiebra de la sociedad y la
reducción de la raza humana hasta un tamaño manejable. Así son las cosas
siempre han sido así. Mi esperanza es que permanezcan intocadas unas cuantas
reservaciones culturales. Lugares adecuados podrían ser ciertas islas del
Pacífico y algunos trechos de Siberia y Australia, de modo que cuando el lío de
hoy termine, la carrera del hombre pueda restaurarse desde estos centros.
-¿Quién estará
en las reservaciones? ¿Quién decidirá?
Graves: La
gente que ya está ahí. Podrían ser los melanesios por ejemplo y los
paleosiberianos.
-¿Su vida aquí
en Deyá, al lado de lo que usted llama la moderna civilización mecanárquica, lo
ha conducido gradualmente a la maestría poética?
Graves: Alguna
vez viví aquí por seis años sin moverme, sin salir. Fue entre 1930 y 1936. No
fui ni siquiera a Barcelona. Aparte de eso, para mí siempre ha sido importante
viajar. Uno tiene que salir porque no puede vivir totalmente sobre sí mismo o
sumergido en la tradición del pasado. Uno debe percatarse de cómo es realmente
la sórdida vida urbana.
-¿Pero recoge
muchas menos cosas por ósmosis que si fuera TS Eliot en el banco?
-Graves:
Obviamente sí.
-Usted está
constantemente revisando sus poemas, ¿Por qué?
-Graves: De tiempo en tiempo caigo
en la cuenta de que ciertos poemas fueron escritos por las razones equivocadas
y me veo obligado a quitarlos; me provocan un sentimiento de enfermedad. Sólo
deben quedar los pocos poemas necesarios. No tienen nada misterioso: si uno es
poeta, tarde o temprano sabe cuáles son. Aunque, desde luego, el poema perfecto
es imposible. Si pudiera escribirse, el mundo terminaría.
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