29 oct 2010

Diccionario del Diablo (Fragmento)

E

Economía, s. Compra del barril de whisky que no se necesita por
el precio de la vaca que no se tiene.

Educación, s. Lo que revela al sabio y esconde al necio su falta
de comprensión.

Ecuanimidad, s. Disposición de soportar ofensas con humilde
compostura, mientras se madura un plan de venganza.

Efecto, s. El segundo de dos fenómenos que ocurren siempre en
el mismo orden. Se dice que el primero, llamado Causa, genera al
segundo. Sería igualmente sensato, para quien nunca hubiera visto un
perro persiguiendo un conejo, afirmar que el conejo es la causa del
perro.

Egoísta, s. Persona de mal gusto, que se interesa más en sí mismo
que en mí.
Egoísta, adj. Sin consideración por el egoísmo de los demás.


Ejecutivo, s. Rama del gobierno que hace cumplir los deseos del
legislativo hasta que el poder judicial los declara nulos y sin efecto.
Damos a continuación un extracto de un viejo libro titulado “El Selenita
Perplejo” (Pfeiffer & Co., Boston, 1803):
Selenita.—Entonces, cuando vuestro Congreso ha aprobado una
ley, ¿va inmediatamente a la Suprema Corte para que dictamine si es
constitucional?
Terráqueo.—¡Oh no! la ley no necesita la aprobación de la Suprema
Corte. A veces pasan años antes de que un abogado la objete en
nombre de su cliente. Si el presidente la aprueba, entra en vigor en el acto.
Selenita— Ah, el poder ejecutivo es parte del legislativo. ¿Y la
policía también debe aprobar los edictos que hace cumplir?
Terráqueo.— Todavía no... En términos generales, sin embargo,
todas las leyes exigen la aprobación de aquellos a quienes se proponen
reprimir.
Selenita.— Ya veo. La sentencia de muerte no es válida hasta que
no la firma el asesino.
Terráqueo.— Amigo mío, usted exagera. No somos tan coherentes.
Selenita— Pero este sistema de mantener una costosa maquinaria
judicial que sólo se pronuncia sobre la validez de las leyes mucho
después de que han empezado a ejecutarse, y sólo en el caso de que un
ciudadano particular las someta a la Corte, ¿no provoca una gran confusión?
Terráqueo— Así es, en efecto.
Selenita— ¿Por qué entonces no hacer convalidar las Ieyes por la
Suprema Corte, antes que por el presidente?
Terráqueo— Porque ese sistema no tiene precedente.
Selenita— ¿Qué es un precedente?
Terráqueo— Algo que ha sido definido por trescientos juristas a
razón de tres volúmenes cada uno. ¿Cómo podríamos saberlo?

Elector, s. El que goza del sagrado privilegio de votar por un
candidato que eligieron otros.

Electricidad, s. Fuerza causante de todos los fenómenos naturales
a los que no se puede atribuir otra causa. Es la misma cosa que el
rayo, y su famosa tentativa de fulminar al doctor Franklin es uno de los
más pintorescos incidentes en la carrera de ese hombre grande y bueno.
La memoria del doctor Franklin es justamente venerada, sobre todo en
Francia, donde recientemente se exhibió una efigie de cera que lo representaba,con esta conmovedora reseña de su vida y sus servicios a la
ciencia: Monsieur Franklin, inventor de la electricidad. Este ilustre
sabio, después de realizar varios viajes alrededor del mundo, murió en
las Islas Sandwich y fue devorado por los salvajes, sin que jamás se
recuperase de él un solo fragmento.
La electricidad parece destinada a jugar un papel importantísimo
en las artes y la industria. El problema de su aplicación económica a
ciertos fines aún no está resuelto pero se ha probado que impulsa un
tranvía mejor que un pico de gas, y da más luz que un caballo.

Elegía, s. Composición en verso, donde sin emplear ninguno de
los métodos del humorismo, el autor intenta producir en la mente del
lector la más profunda depresión. El ejemplo inglés más célebre empieza
más o menos así: El perro anuncia el moribundo día, La grey
mugiendo hacia el redil se aleja, A casa el sabio el lento paso guía Y el mundo a mis estupideces deja.

Elíseo, s. País imaginario y encantador que los antiguos neciamente
creían habitado por las almas de los buenos. Esta fábula ridícula Parodia de la “Elegía en un Cementerio de Aldea", de Thomas Gray, que en
la traducción castellana de Miralla dice: La esquila toca el moribundo día, la grey muriendo hacia el redil se aleja, A casa el labrador sus pasos guía, Y el mundo a mí y a las tinieblas deja.Y maliciosa fue barrida de la superficie de la tierra por los primeros
cristianos: ¡que sus almas sean felices en el Cielo!

Elocuencia, s. Arte oral de persuadir a los tontos de que lo blanco
es blanco. Incluye el don de hacer creer que cualquier color es blanco.

Elogio, s. Tributo que pagamos a realizaciones que se parecen a
las nuestras sin igualarlas.

Emancipación, s. Cambio por el que un esclavo trueca la tiranía
de otro por el propio despotismo.

Embalsamar, v. t. Defraudar a la vegetación, aprisionando los
gases de que se alimenta. Embalsamando sus muertos y, en consecuencia,
perturbando el equilibrio natural entre vida animal y vegetal, los
egipcios convirtieron un país fértil y poblado en otro estéril e incapaz de alimentar a sus escasos habitantes. El moderno sistema de entierro en un ataúd metálico es un paso en la misma dirección, y más de un hombre muerto que, a estas horas, convertido en árbol, debería estar ornando el parque del vecino, o enriqueciendo su mesa en forma de rabanitos, se ve condenado a una larga inutilidad. Si sobrevivimos y esperamos un poco, conseguiremos aprovecharlo, pero entretanto la
violeta y la rosa languidecen por falta de un mordisco de su “glutoeus maximus”.

Embuste, s. Mentira que no ha cortado los dientes. La mayor
aproximación a la verdad de un mentiroso consuetudinario en el perigeo
de su órbita excéntrica.

Emoción, s. Enfermedad postrante causada por el ascenso del corazón
a la cabeza. A veces viene acompañada de una copiosa descarga
de cloruro de sodio disuelto en agua, proveniente de los ojos.

Empalamiento, s. Enfermedad postrante causada por el ascenso
del arma que permanece fija en la herida. Esto, sin embargo es inexacto, empalar es, propiamente, dar muerte introduciendo en el cuerpo de la víctima, que está sentada, una estaca recta y puntiaguda. Era una forma común de castigo en muchas naciones de la antigüedad, y sigue estando en boga en China y otras partes de Asia. Hasta comienzos del siglo xv fue extensamente empleada para catequizar a herejes y cismáticos.
Wolecraft la llama el “banquillo del arrepentimiento”, y entre el
vulgo se decía jocosamente que el empalado “cabalgaba el caballo de
una sola pata”. Ludwig Salzmann nos informa que en el Tibet el empalamientose considera el castigo más apropiado de los crímenes contra la religión; y aunque en China se usa a veces para penar delitos seculares, casi siempre se reserva para casos de sacrificio. Pero al que en la práctica sufre el empalamiento le importa poco establecer qué clase de disidencia, civil o religiosa, le vale semejante incomodidad; aunque indudablemente experimentaría cierta satisfacción si pudiera contemplarse transfigurado en gallo de veleta sobre la cúpula de la Verdadera Iglesia.

Empujón, s. Una de las dos cosas que llevan al éxito, especialmente
en política. La otra es el tirón.

Encomio, s. Una clase especial (aunque no particular) de mentira.

Entendimiento, s. Secreción cerebral que permite a quien la posee
distinguir una casa de un caballo, gracias al tejado de la casa. Su
naturaleza y sus leyes han sido exhaustivamente expuestas por Locke,
que cabalgó una casa, y por Kant, que vivió en un caballo.

Entrañas, s. Estómago, corazón, alma y otros intestinos. Muchos
investigadores eminentes no clasifican el alma como una entraña, pero
el agudo y prestigioso observador Dr. Gunsaulus está convencido de
que nuestra parte inmortal es ese misterioso órgano llamado spleen.
Por lo contrario, el profesor Garret P. Servis sostiene que el alma del
hombre es esa prolongación de la médula espinal o de su nocola; y para probar su teoría, señala confiadamente el hecho de que los animales con cola carecen de alma. Frente a ambas teorías, lo mejor es suspender el juicio dando crédito a las dos.

Entusiasmo, s. Dolencia de la juventud, curable con pequeñas
dosis de arrepentimiento y aplicaciones externas de experiencia.

Envidia, s. Emulación adaptada a la capacidad más ruin.

Epicúreo, s. Adversario de Epicuro, filósofo abstemio que, sosteniendo que el placer debía ser la meta principal del hombre, no perdió el tiempo en gratificar sus sentidos.

Epigrama, s. Dicho breve y agudo, en prosa o en verso, que a
menudo se caracteriza por su acrimonia, y a veces, por su sabiduría. He aquí algunos de los epigramas más notables del erudito e ingenioso
doctor Jamrach Holobom:Conocemos mejor nuestras necesidades que
las ajenas. Servirse a sí mismo, es economía administrativa.
En cada corazón humano hay un tigre, un cerdo, un asno, y un
ruiseñor. La diversidad de los caracteres, se debe a lo desigual de su actividad.Existen tres sexos: los hombres, las mujeres y las muchachas.
La belleza en las mujeres y la distinción en los hombres se parecen
en que el irreflexivo las toma por una prueba de sinceridad.
En el amor, las mujeres se avergüenzan menos que los hombres.
Tienen menos de qué avergonzarse.Cuando un amigo te toma afectuosamente ambas manos, estás asalvo; puedes vigilárselas.

Epitafio, s. Inscripción que, en una tumba, demuestra que las
virtudes adquiridas por la muerte tienen un efecto retroactivo.

Ermitaño, s. Persona cuyos vicios y locuras no se ejercen en sociedad.

Escarabajo, s. Insecto sagrado de los antiguos egipcios. Presuntamente simbolizaba la inmortalidad y el hecho de que sólo Dios supiera por qué, le daba su peculiar santidad. Es posible que la costumbre de incubar sus huevos en una hoja de estiércol le haya granjeado el favor del clero, y que algún día le procure devoción similar entre nosotros.
Es cierto que el escarabajo norteamericano es un escarabajo inferior,
pero el sacerdote norteamericano también es inferior.

Escarificación, s. Forma de penitencia practicada por los devotos
medievales. El rito se efectuaba a veces con un cuchillo, a veces con un hierro caliente, pero (dice Arsenius Asceticus) siempre era aceptable si el penitente no se ahorraba dolor ni mutilación inofensiva alguna. La escarificación, como otras groseras penitencias, ha sido actualmente reemplazada por la beneficencia. La fundación de una biblioteca o un donativo a una universidad, infligen al penitente, según se dice, un dolor más agudo y perdurable que el cuchillo o el hierro, y son, pues, un medio más seguro de alcanzar la gracia. Como método penitencial, empero, tiene dos graves inconvenientes: el bien que hace y la mácula
de la justicia.

Escriba, s. Escritor profesional de opiniones antagónicas a las
nuestras.

Escrituras, s. Los sagrados libros de nuestra santa religión, por
oposición a los escritos falsos y profanos en que se fundan todas las
otras religiones.
Espalda, s. Parte del cuerpo de un amigo que uno tiene el privilegio
de contemplar en la adversidad.

Espejo, s. Plano vítreo sobre el que aparece un efímero espectáculo
dado para desilusión del hombre.
El rey de Manchuria tenía un espejo mágico, donde el que miraba,
veía, no su imagen, sino la del rey. Cierto cortesano que durante
mucho tiempo había gozado del favor real y en consecuencia se había
enriquecido más que cualquier otro súbdito, dijo al monarca: “Dame, te lo ruego, tu maravilloso espejo, para que cuando me encuentre apartado de tu augusta presencia pueda, a pesar de todo, rendir homenaje ante tu sombra visible, postrándome día y noche ante la gloria de tu benigno semblante, cuyo divino esplendor nada supera, ¡Oh Sol Meridiano del Universo!”. Halagado por el discurso, el rey ordenó que el espejo fuese llevado al palacio del cortesano. Pero un día en que fue a visitarlo sin anuncio previo, encontró al espejo en un cuarto lleno de basura, nublado por el polvo y cubierto de telarañas. Esto lo encolerizó tanto, que golpeó el espejo con el puño, rompiendo el cristal y lastimándose cruelmente.
Más enfurecido aún con esta desgracia, ordenó que el ingrato cortesano fuera arrojado a la cárcel, y que el espejo fuese reparado y conducido a su propio palacio. Y así se hizo. Pero cuando el rey volvió a mirarse en el espejo, no vio su imagen, como antes, sino la figura de un asno coronado, con una venda sangrienta en una de las patas: que era lo mismo que siempre habían visto los autores del artificio, y los meros espectadores, sin atreverse a comentarlo. Tras recibir esa lección de sabiduría y caridad, el rey puso en libertad al cortesano, hizo instalar el espejo en el respaldo del trono y reinó largos años con justicia y humildad. Y al morir mientras dormía sentado en el trono, toda la corte vio en el espejo la luminosa figura de un ángel, que sigue allí hasta hoy.

Espiar, v. i. Escuchar secretamente un catálogo de los crímenes y
vicios de otro, o de uno mismo.

Erudición, s. Polvillo que cae de un libro a un cráneo vacío.

Esotérico, adj. Abstruso en forma muy particular, y consumadamente
oculto. Las filosofías antiguas eran de dos clases: “exotéricas”, o
sea aquellas que los propios filósofos podían comprender en parte; y
“esotéricas”, o sea las que nadie podía comprender. Estas últimas son
las que han afectado más profundamente el pensamiento moderno y las
que han tenido mayor aceptación en nuestro tiempo.

Eterno, adj. Dícese de lo que dura para siempre. Es con mucha
timidez que me atrevo a ofrecer esa breve y elemental definición, pues no ignoro la existencia de un enorme volumen del ex obispo de Worcester titulado “Definición Parcial de la Palabra Eterno, Tal Como se Usa en la Versión Autorizada de las Santas Escrituras”.
Este libro gozó antaño de mucho prestigio en el seno de la Iglesia
Anglicana, y creo que todavía se lo estudia con placer para el intelecto y provecho para el alma.

Etnología, s. Ciencia que estudia las distintas tribus del Hombre:
por ejemplo, ladrones, asaltantes, estafadores, burros, lunáticos, idiotas y etnólogos.

Eucaristía, s. Fiesta sagrada de la secta religiosa de los Teófagos.
En esta secta surgió una vez una infortunada disputa acerca de lo que
comían. Dicha controversia ha causado ya la muerte a quinientas mil
personas, sin que la cuestión se haya aclarado.

Evangelista, s. Portador de buenas nuevas, particularmente (en
sentido religioso) las que garantizan nuestra salvación y la condenación
del prójimo.

Excentricidad, s. Método de distinción tan vulgar que los tontos
lo usan para acentuar su incapacidad.

Excepción, s. Cosa que se toma la libertad de diferir de las otras
cosas de su clase, como un hombre honesto, una mujer veraz, etc. “La
excepción prueba la regla”, es un dicho que está siempre en boca de los ignorantes, quienes la transmiten como los loros de uno a otro, sin reflexionar en su absurdo. En latín, la expresión “Exceptio probat regulam”significa que la excepción “pone a prueba” la regla y no que la confirma. El malhechor que vació a esta excelente sentencia de todo su sentido, substituyéndolo por otro diametralmente opuesto, ejerció un poder maligno que parece ser inmortal.

Exceso, s. En moral, indulgencia que hace cumplir, mediante penas
apropiadas, la ley de la moderación.

Exceso de trabajo, s. Peligrosa enfermedad que afecta a los altos
funcionarios que quieren ir de pesca.

Exhortar, v. t. En materia religiosa, poner la conciencia de otro
en asador y dorarla hasta que su incomodidad se manifieste en un tono
pardo de nuez.

Exiliado, s. El que sirve a su país viviendo en el extranjero, sin
ser un embajador.

Éxito, s. El único pecado imperdonable contra nuestros semejantes.

Experiencia, s. Sabiduría que nos permite reconocer como una
vieja e indeseable amistad a la locura que ya cometimos.

Expulsión, s. Remedio eficaz para la enfermedad de la charlatanería.
Muy usado también en casos de extrema pobreza.

Extinción, s. Materia prima con que la teología creó el estado futuro.

Extremidad, s. Rama de un árbol o pierna de una mujer norteamericana.

Extremo, s. La posición más alejada, en ambas direcciones del
interlocutor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Visitantes

Datos personales