6 mar 2010

Sobre el lector

"Y a todo esto, ¿quién eres tú? Yo no te conozco. Puede que seas una buena persona, digna de todo respeto, a quien apreciaría si conociese; pero no te conozco. Entre yo, que escribo, y tú, que lees, no media lazo alguno, y si no tuviera en el mundo a nadie más que a ti, estaría tan solo como Robinson Crusoe en su isla. [...] Y no hablo sólo de mí, que puedo no ser digno de tu simpatía, sino de todos mis compañeros de pluma, que diariamente lanzan cartas al espacio, que es mudo y no responde. Jamás oímos tu voz, e ignoramos si eres amigo o enemigo, si te gustan o no te gustan nuestros escritos. [...]

No te conozco, lector. Mentalmente te incluyo en la categoría que me es familiar, de los profesores, doctores, abogados, estudiantes, fabricantes, negociantes, etc. Mentalmente soy amigo de una categoría de lectores y enemigo de otra; mentalmente escucho frases de aplauso o de crítica... Pero todo mentalmente. En otras palabras: que tan poco trabajo me cuesta imaginarme que hablo contigo como un habitante del planeta Marte. [...]

Pero si el lector es tan malo, ¿para quién escribo yo? Porque también lo que hoy digo espero que despierte la comprensión y la simpatía de alguien, ya que, en otro caso, no lo escribiría. Y así es, en verdad. Pero conste que no tengo yo en el pensamiento al lector, a ese lector que lee con indiferencia lo mismo una cosa que otra. Puede que haya una decena o dos de personas que me sean afines en ideas, sentimientos y carácter, y para ellas escribo. No sé ni dónde están ni quiénes sean, porque son tan calladas como las demás; pero en alguna parte existen, deben de existir.
Y para ellas escribo yo hoy."

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