19 abr 2011

Prefacio [a is 5]


Suponiendo que mi técnica es complicada u original o ambas,la editorial me ha solicitado amablemente que escriba una introducción para este libro.
Por lo menos mi teoría de la técnica,si es que tengo una,está muy lejos de ser original;tampoco es complicada.    La puedo expresar en trece palabras,al citar La Pregunta Eterna y Respuesta Inmortal del Burlesco,es decir:«¿Golpearía a una mujer con un niño? –No,la golpearía con un ladrillo».     Como el comediante burlesco,estoy anormalmente apegado a esa precisión que genera movimiento.
Si un poeta es alguien,es alguien a quien las cosas ya hechas le importan muy poco :alguien obsesionado con Hacer.     Como toda obsesión,la obsesión con Hacer tiene desventajas;por ejempolo,mi único interés en hacer dinero sería el hacerlo. Afortunadamente,a pesar de esto,preferiría hacer cualquier otra cosa,incluyendo locomotoras y rosas.     Es con las rosas y las locomotoras(sin mencionar los acróbatas la Primavera la electricidad Coney Island el 4 de julio los ojos de los piojos y Cataratas del Niágara)que mis «poemas» compiten.
También compiten contra ellos mismos,con elefantes,y con El Greco.
Una preocupación forzosa con El Verbo le da al poeta una ventaja invaluable:mientras los nohacedores tienen que contentarse con el hecho innegable de que dos y dos son cuatro,él se regocija en una verdad irresistible (que se puede encontrar,en revelador disfraz,en la portadilla de este volumen).

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